lunes, 16 de mayo de 2011

Donde duele, inspira.

Ya lo dijo Picasso, “la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando”. Y yo, últimamente, trabajo poco y me inspiro menos. Y creo saber porqué: SOY FELIZ.
Sé que esta afirmación puede salirme cara, pero debo hacerla, aunque sea a modo de justificación. Me explico.
Siempre he pensado que las situaciones límite sacan lo mejor del género humano, y sobretodo de su intelecto. No sé si es el mundo en general o soy yo en particular, pero en los momentos malos, cuando tengo crisis de identidad, es cuando mejor escribo, cuando más “artista” me siento. Debe ser por eso que las mejores canciones son canciones tristes.
Por eso mismo, y debido a la prolongada ausencia de musas en mi vida, me planteo algo: ¿se puede ser  feliz y ser un genio? O, por el contrario, ¿estamos destinados a escoger entre nuestra felicidad o nuestra obra?
Demasiadas preguntas para una chica de 20 años poco inspirada. Pero, si hay algo claro es que donde duele, inspira. 

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